Hay muchas clases de libros.
Hay libros que te enganchan desde el principio y los sigues entusiasmado hasta que llega el final y por fin descubres todo el meollo de la cuestión.
Hay libros que no tienen especial interés, pero que cuando llega la mitad, incluso ya al final del libro, todo da un giro inesperado y hacen que no despegues la vista de ellos hasta que lees la última palabra.
Hay libros que al principio tienen mucho gancho, que te cautivan cuando los empiezas, pero que al final te decepcionan porque terminan mal o no terminan como esperabas.
Luego están los que ni fu ni fa, que los lees porque ya los has empezado y tampoco es cuestión de dejarlos a medias, además, de vez en cuando, para que engañarnos, tienen su puntillo especial.
Hay otros que por más que lo intentes, aunque sea de mil maneras distintas, nunca consigues entender, incluso no eres capaz de terminarlos por mucho que te duela, porque son aburridos hasta la saciedad o más complicados que… bueno lo más complicado que a cada uno se le ocurra.
Los hay divertidos, que sirven para evadirse un rato de este mundo de locos, los hay que sirven para soñar.
He estado pensando y hay un gran parecido entre las personas y los libros, y si no pararos un poco a pensarlo. Intentad asociar cada una de las descripciones que he dado a una persona, o al revés. Puede sonar raro, pero es cierto. Lógicamente esto es como todo, cada uno es como es y eso es inamovible, además de que, volvemos a lo de siempre, todo depende del cristal con que se mire, pero lo cierto es que, a grandes rasgos, creo que es un buen símil.
Os animo a que reflexionéis sobre el tema y, si queréis, lo compartáis, incluso pongáis alguna comparación… por ejemplo la vuestra propia.
Hay libros que te enganchan desde el principio y los sigues entusiasmado hasta que llega el final y por fin descubres todo el meollo de la cuestión.
Hay libros que no tienen especial interés, pero que cuando llega la mitad, incluso ya al final del libro, todo da un giro inesperado y hacen que no despegues la vista de ellos hasta que lees la última palabra.
Hay libros que al principio tienen mucho gancho, que te cautivan cuando los empiezas, pero que al final te decepcionan porque terminan mal o no terminan como esperabas.
Luego están los que ni fu ni fa, que los lees porque ya los has empezado y tampoco es cuestión de dejarlos a medias, además, de vez en cuando, para que engañarnos, tienen su puntillo especial.
Hay otros que por más que lo intentes, aunque sea de mil maneras distintas, nunca consigues entender, incluso no eres capaz de terminarlos por mucho que te duela, porque son aburridos hasta la saciedad o más complicados que… bueno lo más complicado que a cada uno se le ocurra.
Los hay divertidos, que sirven para evadirse un rato de este mundo de locos, los hay que sirven para soñar.
He estado pensando y hay un gran parecido entre las personas y los libros, y si no pararos un poco a pensarlo. Intentad asociar cada una de las descripciones que he dado a una persona, o al revés. Puede sonar raro, pero es cierto. Lógicamente esto es como todo, cada uno es como es y eso es inamovible, además de que, volvemos a lo de siempre, todo depende del cristal con que se mire, pero lo cierto es que, a grandes rasgos, creo que es un buen símil.
Os animo a que reflexionéis sobre el tema y, si queréis, lo compartáis, incluso pongáis alguna comparación… por ejemplo la vuestra propia.
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