Caos

Y el infierno se apagó

porque al derretirse los polos
el Sol se había helado.
Todo es inconexo ahora,
ya nada tiene sentido
y todo es absurdo.
Si lo que ayer fue bien
hoy es mal,
quizá está cerca el final.
Anoche el mundo dejó de girar
y sin embargo todo sigue igual
¿Qué es realmente la realidad?
Sin percibir lo más importante
y aun así seguimos adelante.
Dirigiendo nuestra propia vida
o actuando en la ajena,
Todo seguirá marchando
mientras la imagen sea buena.
Y después todo acabará
pero más incógnitas vendrán
y generaciones futuras
lo mismo se plantearán.

REFLEXIONES

El mayor error que podemos cometer es presuponer hechos o pensamientos, incluso sentimientos, ajenos.
En lugar de hablar presuponemos y por miedo al daño que podamos causar al otro o a nosotros mismos preferimos callar, pues ya "sabemos" lo que nos van a contestar. ¿Y si algún día la respuesta fuera "sí" en lugar de "no"?
¿Y si el otro está igual que tú y también "sabe" lo que le vas a decir?Jamás deberíamos confiar en que sabemos lo que siente alguien si no nos lo ha dicho por lo claro y con sinceridad.

En ocasiones decimos o hacemos cosas que ni nosotros entendemos, pero que la gente que de verdad nos conoce (o lo intenta) sabe perdonar o comprender.

Nada es lo que parece y no somos nadie para juzgar a los demás, pues no conocemos la situación personal que ha podido conducir a alguien a actuar de cierta forma.

Todos merecemos una segunda oportunidad y el beneficio de la duda... hasta cierto punto. La cuestión es dónde está el punto para cada uno y si a veces no lo dejaremos muy cerca (no confiando) o demasiado lejos (confiando de más).

Hasta aquí estas paranoicas reflexiones que me apetecía poner porque sí y que si os apetecía ya las habréis leído y si no pues no. Espero que os animéis y pongais algún comentario respecto a esto o con cualquier otra cosa que se os ocurra. Besos

La nueva "Navidad"

Llega la Navidad, esa época tan bonita y entrañable para casi todos, esa época donde todos nos queremos más (o lo aparentamos), donde olvidamos rencores y nos reencontramos con viejos amigos o familiares olvidados. Esa época en la que todo se llena de luces y adornos, Belenes... y ahora, árboles decorados también.
Pero también es la época del consumo, esa época en la que << ¡Oh, Dios mío! ¿Qué me pongo para esa cena tan horrible con mis suegros? ¿Qué le regalo a mi jefe aunque me caiga mal? ¿De dónde saco el dinero para la comida? ¡Ay! Se me olvidaba... con todos estos gastos típicos, ¿Cómo hago para comprarle a los niños el último grito en juguetes? ¡Madre mía! Creo que me voy a volver loca con tanta presión, y encima con tan poco tiempo... ¡Sólo 2 meses! ... >>. Digamos que éstas podrían ser algunas de las frases que hoy día caracterizan la Navidad, ¿acaso creeis que se parecen en algo a lo descrito al principio? No.
¿Por qué? ¿cómo ha pasado? Muy sencillo: comenzando porque desde hace un tiempo las luces se comienzan a poner a finales de Octubre (más de dos meses antes de que realmente lleguen estas fechas), siguiendo porque a día de hoy ya está preparado todo para que el Belén de El Corte Inglés esté a punto para deleitar a sus clientes o simplemente a cualquiera que le apetezca verlo, o porque ya hace bastante que en los supermercados se pueden encontrar productos típicos como mantecados... todo esto entre un sinfín de cosas que se adelantan y se sacan de contexto...
Sinceramente, para mí todo ha perdido su significado, no tiene sentido, cosas que antes me gustaban o no me parecían mal, ahora he terminado por aborrecerlas, por detestarlas... Cuando llega diciembre estoy harta de lucecitas y villancicos, harta de todo, y sólo tengo gana de que pase porque es un profundo hastío lo que siento.